
Hace tiempo que no se deja ver
por nuestro país, pero Inés Sastre asoma la cabeza este mes en las páginas de
la edición española de ´Vanity Fair´. Modelo, actriz, presentadora y
archiconocida por coleccionar novios, la icónica chica Lancôme posa desde su querido París y pronuncia rotunda: “La gente en España no tiene ni idea de qué
me está pasando”. Sin pararse a pensar si a alguien le interesa, ella misma
lo cuenta con pelos y señales. Inés hace hincapié durante toda la entrevista en
lo culta, refinada y solidaria que es y, con un español afrancesado y burgués,
relata su día a día, que se basa en levantarse a las ocho de la mañana, hacer
pilates y colaborar en una fundación de embarazos prematuros. Todo este trajín
mantiene a la vallisoletana ocupadísima y sin apenas tiempo para acudir a todos
los supereventos que reclaman su
presencia. Cuando se le pregunta por la crisis que sufre España, Sastre se pone mística, apura un sorbo de vino blanco, y recita
versos de Jaime Gil de Biedma. En el momento de repasar su infancia, se va
por las ramas y suelta lo siguiente: “Sólo
tengo memoria desde que soy personaje público”. La insólita personalidad de
la modelo descoloca a cualquiera por momentos, aunque ella se empecina en
mostrar una nueva cara, la de una madre independiente, una bohemia que canta arias
por las terrazas parisinas, y una mujer con unos principios tan púdicos que le
impidieron en su momento firmar un contrato con ´Victoria´s Secret´. Al calificarla de cazafortunas,
Inés se amedrenta y se enciende un cigarrillo, pero ahí está su mano derecha para sacarla del
apuro, Felipe Rein, asesor financiero y un Gómez-Acebo de pura cepa, que borra
de un plumazo la lista de maridos, amantes, novios y amigos con derecho a roce de su mejor amiga. Muchos Borjamaris
se han propuesto sin éxito ocupar su corazón, sin embargo su poca estabilidad
sentimental se ve recompensada con un ático en Francia, otro en Londres y un
tercero en Sotogrande. Parece que Inés Sastre es una auténtica desconocida para
el gran público pero, según sus palabras, ahora quiere vivir más despacio y
compartir su vida con un machote que agonice por su famoso lunarcito. Lejos de
tanto glamour, su hermana Candelas
abandona el anonimato para colarse en fiestas y fanfarronear de prominente
encía, marca de la casa, y de haber sido novia de Marcos de Quinto, ex de
Teresa Viejo y, lo más importante, Presidente de ´Coca-Cola´. Cuando se les
pregunta a una por la otra, ambas contestan lo mismo: “No me hablo con ella desde hace
mil años”. Y las dos lo hacen sin perder la sonrisa, faltaría más. Así se las gastan
las Sastre, si no existieran, habría que inventarlas.