WAKA WAKA

Siempre pensé que momentos ´boda gitana´ al estilo Rociíto/Farruquito, serían imposibles de superar. Me equivocaba. Tamara Gorro se cargó todas las bases de eso que llaman dress code este fin de semana. El enlace fue el súmmum del buen gusto. La nueva estrella del show business aparecía montada en calesa y engalanada con metros y metros de cortinón, el mismo que cubrió durante años el salón de su yaya segoviana. El novio tampoco decepcionó: total look en blanco propio de un anuncio de lejía, zapatos de bailaor y joyitas en oro amarillo (eso sí, del macizo, del que se empeña). El nivel del acontecimiento subía por momentos. Gorro no cabía de gozo entre tanto encaje, no era para menos; pasaba de formar parte de ese plató donde Emma ejerce de María de Mora pegada a una escalera de quita y pon, a ser una Irina más y jugar en primera división. A falta de Carboneros que dejaban a los novios tirados y con el cubierto pagado, socialités de primera línea como Chayo o Paquirrín, acudían eufóricos y con ganas de hacer hasta la prueba del pañuelo. El glamour y la clase se respiraban en el ambiente. La nuera de la Pantoja, del brazo de su adonis y con bombo, se convertía en la más elegante cargada de volúmenes y volúmenes y volúmenes, con un traje muy propio de una chica de su edad, que me recordó a los que Encarna regalaba a Isabel en los ochenta. Estoy seguro de que este año competirá con Tita Thyssen en listas de estilo. El duelo estará reñido. El resto de invitadas también optaron por alta costura y se enfundaron en vestidos firmados por marcas tan elitistas como las que vende la ex de Chiquetete en sus tiendas de Sevilla, qué lujo. Como no podía ser de otra forma, los medios se agolpaban a las puertas de la finca en busca de la exclusiva; revistas y televisiones de medio mundo estaban dispuestas a poner cheques en blanco encima de la mesa por captar una instantánea de Amador con la corbata cortada y tan a gustito. Pero Tamara es tan mona que prefirió retransmitirla en directo en el corrillo de su jefa. Marité reprimía las lágrimas y se lamentaba de no poder estar allí. Su hija también se mostraba hecha polvo porque la expretendienta y la mujer de Fefé son sus mejores amigas, así que tras el programa, salían corriendo a brindar con Las Mellis. Shakira y Piqué, íntimos de los recién casados, se lo perdieron. La pareja de moda tenía confirmada su asistencia pero, en el último momento, a la colombiana le dio una arcada y el jugador la disculpó vía WhatsApp. Tanto Waka Waka es lo que tiene. La cantante está embarazada de dos meses y medio y es tan del pueblo que sólo desveló el secreto en una peluquería ecuatoriana mientras le daban el tinte. Parece ser que no le terminaba de subir; tenemos raizota negra para rato. Lo sorprendente es que el Piquetín que viene en camino es fruto de la ciencia y no del Piquetón, quién lo diría. Lejos de estar feliz con la noticia, el futbolista, que ya no babea detrás del legging de vinilo del Bershka, está a punto de darle una patada y mandarla de nuevo a Sudáfrica. El clan Piqué le tiene poca estima a Shaki y la cataloga de entrada en años, en carnes, posesiva, y lo más duro: poco leída. ¡Qué manera de difamar! A ella no le hace falta pasearse en calesa ni vestir de Marily Coll para jugar en primera. Hasta aquí, mi reflexión. Waka Waka, ¡eh! ¡eh!