“Terelu atraviesa una
decadencia profesional, personal y física. Todos somos Terelu”. Así reza el último WhatsApp que
conservo de estos meses de asueto que me he marcado para reencontrarme conmigo
mismo, que dirían las viejas glorias del destape para justificar un parón en seco
por falta de ofertas. Un servidor, que está a medio camino entre lo de vieja y
lo de gloria, continúa dándole vueltas a la situación de Terelu y busca
respuestas en voz baja. Volviendo a la primera persona del singular antes de
que se me echen encima los puristas del léxico, hago examen de conciencia en
cuanto al grado de responsabilidad que tenemos algunos del descenso a los
infiernos de esta gran mujer. Va a ser verdad que el éxito ajeno no
acostumbramos a celebrarlo, pero la miseria nos sirve para regodearnos y
terminar de pisotear esa colilla que se resiste a apagarse. Quizá tengamos que
remontarnos a esta teoría tan manida (me da por el saco esta palabreja, me
buscaré un sinónimo), para alcanzar a comprender (coletilla registrada por la
Campos), cómo hemos llegado a esta situación. Y digo hemos con la boca llena y convencido de que todos hemos aunado
fuerzas para darle el último empujón al borde del precipicio a la estrella en
ciernes, a la eterna promesa de los medios, a la hija pródiga, al mito erótico
de todo camionero en ruta, al icono de estilo que marcó una época, a una dama
hecha a sí misma delante y detrás de las cámaras, a alguien que barre en
audiencia a la par que es detestada en las cocinas de todo el país, un país que
se le lanza al cardado sin piedad y termina haciendo el pino puente en el
generoso canalillo de la pequeña gran heredera. Suelto toda esta sarta de
paridas porque confío en que todos y cada uno de nosotros hemos sido, somos y
seremos Terelu en alguna ocasión. Forma parte de la vida y del vaivén al que
estamos sometidos en este viaje. El verdadero problema surge cuando a la crisis
profesional se une la sentimental, las carnes dejan de acompañar y millones de
espectadores son testigos de cómo haces la croqueta en el fango en hora punta.
Desde aquí animo a esta chica a reinventarse, recuperar la soberbia perdida y
lanzarse a las pistas de la capital sin miramientos, sin miedos y envasada al
vacío como si no hubiera un mañana. Recuperada en ese sentido, el resto vendrá
rodado; las productoras se desharán de la cacatúa de la lengua larga y la falda
corta, y los empresarios venidos a menos le echarán la caña de nuevo y se
asomarán al balcón de Semana Santa para la foto. Si mis consejos decide
pasárselos por el qué tiempo tan feliz, le recomiendo encomendarse a profesionales
de la causa, señoras que no bajan la guardia y salen airosas de las trincheras
una y otra vez; véanse Eugenia la duquesita, Preysler, Martita Sánchez o la
mismísima Pantoja, que baila por sevillanas en Alcalá de Guadaíra con el mismo
ímpetu que Rajoy hacía la conga estos días en la boda gay de la derecha. Ánimo
y al toro, querida. No olvides que piojos con menos clase han resucitado.
Hola Alvaro! No tenía ni idea de que estaba pasando por un mal momento y eso que tengo aquí a mi madre de visita que me pone al día de todos los cotilleos! Tienes toda la razón, todos pasamos por malas rachas! Ojalá vuelva a ser la de antes!
ResponderEliminarUn saludo desde Berlin :=) www.eintagmitpepa.com
Hola Álvaro me alegro de tu vuelta, y no entiendo muy bien porque se meten tanto con esta chica, justamente porque no está pasando un buen momento!!!! bastante tiene ella, con que laboralmente no le vaya bien, tener que superar un cáncer y lo que esto conlleva, incluida medicación, que seguramente le ha hecho engordar y que su aspecto físico no esté en el mejor momento... pero sigue viva!!! y seguramente el físico le importa dos pepinos como nos pasaría a cualquiera en su lugar y por si todo esto fuera poco, tampoco le va bien sentimentalmente, en fin, que lo siento por ella, pero creo que no se merece ningún desaire.... alguien que intenta salir de una enfermedad que solo ella y sus más allegados sabrán lo que le están costando.
ResponderEliminarBesos y bienvenido!!!
¡Bienvenido de nuevo Álvaro! Deseando leerte estaba ya... Ayer, mientras depilaban a mi hija, leí una revista donde contaban la muerte de una tía de Terelu y salía una foto de ella. Lo primero que pensé es "¡madre mía!¡Está tremenda!" pero luego también pensé, "¿de verdad era necesario sacar esa foto en portada?" Soy la antifotogenia personificada y cada vez que mis hijos me sacan una foto terrible, me cabreo y eso que sólo la vemos los de casa. Sólo pensar en verme en esas circunstancias en una revista de tirada nacional, ¡me pone el pelo de punta! Aquí somos muy dados a la envidia y la mala baba... Le deseo lo mejor y a tí, que nos sigas contando cositas. Besotes.
ResponderEliminarMe ha gustado tu punto de vista, que comparto (vaya, igual por eso me ha gustado)
ResponderEliminarMe apunto a leer más. Te he encontrado gracias al blog de la Flower, hasta el higo.com. saludos!