09 octubre 2015

DE CARRIE BRADSHAW A MILA XIMÉNEZ

Martes. Una semana después de campar a nuestras anchas en un cine de algún lugar indeterminado, C. y servidor tiramos de videoclub y de sofá para una sesión intensiva de cine. Como de dramón andamos sobrados, nos decantamos por Sexo en Nueva York versión película; la uno, la dos, y porque la tres aún no se ha parido, que si no también. Lo que esperábamos que fuese un paseíllo por las nubes encima de unos buenos Manolos, termina siendo una tragicomedia en la que, por aperecer, apareció hasta el espíritu de Penélope (el cuerpo también), en forma de cameo. Papeles de relleno aparte, la historia de las cuatro neoyorkinas llevada a la gran pantalla demuestra que más allá del lujo elevado a la máxima potencia, de la frivolidad con la que operan y de su particular visión del amor, el sexo y el éxito, todos y cada uno de los mensajes que lanzan, arañan el corazón y alertan al sistema. No se me ha ido la cabeza, vaya por delante, pero creo firmemente (que diría Susanna Griso) que cualquier ser humano con una experiencia vital entre mediocre y estándar, ha sufrido en sus carnes las inquietudes, los miedos y las decepciones que, envueltas en Vuittones maravillosos, padecen Carrie y sus amigas.

Miércoles. De un pelín menos de glamour se cubrió la Gran Vía madrileña anoche. Podría tratarse de un cumpleaños más de María Zurita, la única española que celebra los cuarenta varias veces al año, pero nada más lejos de la realidad. La protagonista de la noche no es otra que Mila Ximénez, esa señora que un día se hizo llamar de Santana y que, por obra y gracia de la crisis, nos regala cada tarde la mejor versión de sí misma. Mila tiene una verborrea que engancha, conecta con el espectador a golpe de escupir sin piedad al primero que pasa, y ha nacido con el don de darle la vuelta a la tortilla en beneficio propio cuando se le antoja. La sevillana puede pasar de llamarte cariño y ponerte ojitos, a declararte la guerra en cuestión de minutos y tacharte de perra judía porque le sale del mismísimo. Volviendo a la convocatoria, la Ximénez ejercía esta vez de imagen de una línea de cosméticos. Sí, sí, como os lo cuento. Como una Preysler más de la vida, Mila abrió y cerró el Museo Chicote para marcarse un flamenquito con su séquito de amigos, compis de plató y enemigos de ocasión. Por allí se dejaron ver Terelu y su caftán, Raquel Bollo (empresaria de moda), el Padre Ángel (una fiesta no es lo mismo sin él), y la mismísima Rociíto, Rocío Carrasco de un tiempo a esta parte. La hija de la más Grande se dio una ducha, y con lo puesto, se presentó en el photocall y estrujó a la gurú de la crema emocional (sic.). Envuelta en polémicas familiares, planeando una boda a la que no parece que asista ni el tato de su sangre, y devuelta al desempleo sin prestación como tantos, Rociíto se entregó a la juerga y dejó de lado el currículum televisivo de su nueva mejor amiga. La misma que ha protagonizado a media tarde recreaciones tan célebres como los gallos de Chayo, las bajas pasiones de Amador o la forma en que su hermano Josefer hacía de vientre sobre los visones de la Jurado. Ahora, que alguien me lo explique.

Jueves. No corre mejor suerte con los volantes la Pantoja, esa tonadillera que ya sólo canta en el patio de prisión y a la que se le presenta un horizonte más negro fuera que dentro de chirona. Coincidiendo con su tercer permiso penitenciario y cerca de obtener el tercer grado, Isabel prepara el pollo a la Pantoja con un percal familiar sin visos de mejora. Mientras su hijo dj. agoniza mediáticamente por los platós cubriéndose de gloria y con su última churri encinta, la pequeña Chabelita monta un circo y le crecen los enanos. Y no hablo de Sema, que terminará siendo el menos tóxico del clan pantojil, sino de la arequipeña que entra en escena en calidad de supuesta madre biológica de Andrea Celeste, María Isabel cuando pasó a manos de Pantoja. El tsunami peruano se ha convertido en un conflicto internacional y amenaza con arrasar Cantora dejando varios cadáveres por el camino. Lo de Falcon Crest era cosa de niños, creedme.

9 comentarios:

  1. Madre mía !!! Tremendo panorama el de esta semana, eso si perfectamente resumido y con ese toque de humor que te caracteriza, jajjajja me encanta
    Pido un especial de gran Hermano que de verdad es tiene para varios artículos jejjejee la gente esta fatal!!!un bsazo

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    1. Tomo nota de lo de GH, hay mucha tela que cortar! Un beso y gracias, Susan!

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  2. Sexo en la ciudad version película fue una gran decepción para todos aquellos que vimos la serie de TV :(

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  3. La verdad es que las pelis de Sexo en Nueva york me defraudaron un poco.. Prefiero 50000 veces la serie.
    Buen resumen de la semana.. Veremos como queda el culebron pantojil y respecto a Mila, me impacto que no fuera Matamoros.. De amigos a enemigos intimos en un plis, jaja.

    Un saludo!,

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    1. Cuando las audiencias aprietan, un enfrentamiento entre compis es muy socorrido. Besitos, María!

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  4. Yo la serie de sexo en NY no la he visto, solo una de pelis y como no puedo comparar!!!! pues me reí!!! por lo demás estupendo repaso al cuore!!!


    Besos

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    1. Si has visto la uno, te recomiendo la dos, Ginger! Besazo!

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