EVA Y CAYETANO, EL DESENLACE

Los han casado y embarazado hasta la saciedad, pero los planes de futuro de Eva González y Cayetano Rivera se han quedado en agua de borrajas. La sorprendente ruptura llega casi cinco años después de que iniciasen una intermitente relación donde las fuertes crisis con sus correspondientes reconciliaciones marcarían la pauta. Corría el año 2004 cuando la sevillana aparcaba la corona de Miss España para probar suerte en los platós de televisión. Sus comienzos en la pequeña pantalla coincidían en el tiempo con su noviazgo con Arturo Valls, al que seguiría Iker Casillas pocos meses después. El portero y la modelo se convertían entonces en una de las parejas más perseguidas por los medios, aunque cuatro años más tarde ponían punto y final a su historia alegando ausencia de proyectos en común. Mientras Casillas rehacía su vida en brazos de Sara Carbonero, Eva hacía lo propio con el hijo mediano de Carmina. Cayetano se recuperaba en esa época de un tormentoso divorcio con Blanca Romero, asturiana de pura cepa y madre soltera de una niña a la que Rivera Ordóñez le daría sus apellidos una vez casados. Surgido el flechazo en una fiesta en la capital, Eva y Cayetano se postulaban como una pareja idílica y aprovechaban el tirón a nivel profesional. Ordóñez triunfaba en los ruedos y prestaba su imagen a distintas marcas de lujo, mientras su novia fichaba por Mediaset para resucitar los antiguos hits de Paula Vázquez (El Euromillón, Supervivientes). Aunque su paso por el olimpo de Vasile no fue del todo satisfactorio en cuanto a audiencias, Eva no cesó en su empeño de crecer como presentadora y continuó dando el callo la noche de los sábados en Canal Sur. Ya retirado de los toros sine die, el hermano de Fran unía fuerzas con su chica para pujar por un mercado gourmet en Sevilla, que finalmente le sería adjudicado al propio Francisco y a Carlos Herrera. A pesar del batacazo, Cayetano se instaló en Madrid y se matriculó en una prestigiosa escuela de negocios para prosperar en su faceta de empresario. Su nueva vida se alejaba cada vez más de la de Eva, que viajaba cada dos por tres a su tierra para estar con los suyos y decorar su cortijo andaluz. Las despedidas de película en la estación del AVE eran la viva imagen de la felicidad, pero tras broncas monumentales y un sinfín de idas y venidas, los tortolitos han decidido tomar rumbos diferentes. Si bien en la boda de las chisteras ofrecían su mejor sonrisa, hoy esa estampa es probable que no se vuelva a repetir. Halla o no segundas oportunidades, Eva y Cayetano ya son libres y gestionan el fracaso por separado. Él se refugia en el nido de los Contreras y ella saborea el éxito en Televisión Española y ahoga las penas con su pandi de misses, un grupo de singles con poca fortuna en el amor capitaneado por María José Suárez o Raquel Rodríguez. La plana mayor del cuché apunta a que el principal desencadenante del adiós sería la resistencia por parte de él a volver a pasar por el altar. Un desencuentro acentuado por el carácter de ella, una mujer impulsiva, dueña de una personalidad que podría rozar lo insufrible, y que choca con un hombre reposado tirando a soporífero. Visto así, el desenlace estaba cantado.