FELIPE Y LETIZIA, DE COPAS Y SIN CRISIS

<<Mientras en Telecinco debatían sobre su crisis matrimonial, Felipe y Letizia se divertían en 1862 Dry Bar>>

Febrero irrumpe con fuerza y la cuesta de enero deja paso a un chaparrón que me empuja a echarme la manta a la cabeza y a meterme un chute de sofá a puerta cerrada mientras contemplo la ropa tendida cubierta de pedrisco. Lo que para un servidor supone un drama trascendental, otros lo convierten en el escenario perfecto para una boda de pedigrí. Andrea Casiraghi y Tatiana Santo Domingo han tirado la casa por la ventana y se han marcado un bodorrio (ya van dos) con tintes gitanos que se alargó tres días. Setenta y dos horas más tarde de cristianar a su pequeño churumbel, de nombre Sasha y gestado en el más absoluto pecado para algunos, la pareja principesca contrajo matrimonio religioso con las montañas suizas de fondo y un puñado de flores y velas a juego con el paisaje. Blanca inmaculada también iba la novia, que se dejó en casa los pareos ibicencos y se enfundó un Valentino con capucha y una tiara de Cartier en lo alto del moño. Entre los invitados, sonadas ausencias en cuanto a familia; no aparecieron por allí ni Charlene la nadadora, ni la tía Estefanía, ni el novio actor de la bella Carlota. Un hueco que suplieron algunas patrias que dejaron el pabellón alto; la actriz Macarena Gómez (La que se avecina) o Alejandra Rojas (aristócrata y ex de Luis Medina) entre otras. Tres largas jornadas de farra monegasca con el hermano de la novia en la mesa de mezclas que reunieron en la pista a figuras de la aguja como Christian Louboutin y Karl Lagerfeld. Una lástima que Naty tuviese demasiado currele y se lo haya perdido. Por aquí las cosas de palacio van por otros derroteros. Fue Raúl del Pozo el que volvió a situar la palabra “crisis” en la picota, y el resto de medios de comunicación han perdido el culo por generar debate en torno al tema de marras y las controvertidas capitulaciones que se habrían firmado antes de y bajo la supervisión del primo traidor, abogado y mano derecha de Letizia por esas fechas. Coincidiendo con los Peñafieles analizando el negro devenir del matrimonio, se esparcieron Felipe y Letizia (sin peluca) pasada la hora de Cenicienta del sábado en un local de la calle Pez (Madrid). Pocos se percataron de su presencia, pero la cabeza del Borbón y los golpes de melena de su esposa sobresalían tenebrosamente al fondo del guateque. Lo que Zarzuela define como “un matrimonio de altibajos”, es para gran parte de sus íntimos un matrimonio como el de todo hijo de vecino, donde el carácter de ella marca la pauta y donde él sonríe embaucado ante los arranques de plebeya rebelde. Pasada la noche lúdico-festiva del heredero y consorte, Casa Real vuelve a las portadas en forma de presupuestos. Con la intención de justificar hasta el último céntimo, el Rey ha desglosado los ingresos y gastos de la familia abriendo una nueva brecha al conocerse que doña Sofía y su nuera gozarán de un sueldo fijo de ahora en adelante. Unas mensualidades para asuntos propios y de representación que se mueven en torno a la misma cantidad que se ha desembolsado para las últimas reparaciones del monarca. En medio de la verbena real, sale tita Henar a la palestra y firma una carta abierta en la que se declara defensora de los más necesitados, preocupada por la homofobia, la Sanidad o el escarnio a la Cultura y cansada de que le cuelguen el cartel de tía de. Mientras veo cómo me como éste y otros asuntos, recupero alguna buena costumbre y me zambullo en ´Una vida robada´, una historia de padres, madres e hijos con un misterio que resolver e inspirada en la trama de niños robados. Una oportunidad de oro para volver a gozar de Asunción Balaguer y poder dar fe de que noventa años no son nada. Para algunas, claro.