11 febrero 2014

JUICIO A LA INFANTA ENAMORADA


Ni la gala de los Goya huérfana de ministro, ni la vuelta al catre de la presentadora y el jinete, ni siquiera la envidiable estructura ósea de Valérie Trierweiler en bikini poniendo el broche de oro al culebrón Hollande han logrado sacudir las redes sociales (pan nuestro de cada día en esta era) este fin de semana. El trofeo se lo ha llevado un hashtag tan corriente como #lodelarampa. Una forma campechana de ponerle nombre a lo que acontecía la jornada del sábado: la declaración de la Infanta. Un punto de inflexión para todo un país que asistió, de una manera u otra, a un hito dentro de nuestros muros. Cristina ha sido una pionera desde bien pequeña; la primera borbona que cursó estudios universitarios, la primera que se emancipó (a su manera) y compartió techo antes de pasar por la vicaría, la primera que contrajo matrimonio con un adonis del balonmano sin ramificaciones de alta alcurnia. Incluso la primera que entró en nómina alejada del sustento institucional en La Caixa. En esta ocasión ha vuelto a ser la primera en posar el trasero en el banquillo en calidad de imputada y con el jefe de la manada inmortalizado justo enfrente. La mañana transcurría según lo previsto y sin demasiados contratiempos. Entrada la madrugada, la Infanta volaba en primera clase desde Barcelona y aterrizaba en Palma para poner rumbo a los juzgados, el escenario más hostil que pisó un miembro de la Corona hasta la fecha. El polémico paseíllo se reducía a unos diez pasos a pie donde la rubia caminó erguida, vestida de funeral y con la sonrisa puesta. Una sonrisa que los reales esbozan por defecto profesional y que no se distingue de la que se les dibuja en el rostro cuando inauguran un polideportivo o acuden a unos premios Telva. Ya dentro de la sala, la imputada llevaba a cabo una estrategia estudiada y elaborada minuciosamente muchos meses atrás por Miguel Roca y el resto de la corte encargados de preparar su defensa. El juez Castro campó a sus anchas y le formuló un total de cuatrocientas preguntas a la señora (así se dirigió a ella). Cuatrocientas cuestiones peliagudas y con el fin de esclarecer la escandalera organizada en torno al Caso Nóos de las que Cristina accedió a responder a menos de veinte. Afligida y con la lección bien aprendida, la Infanta de España recurrió a evasivas del tipo “no me consta”, “no recuerdo” o “me fiaba de mi marido”. Una triquiñuela previsible y que dejó constancia de que en estos casos, por muy Infanta que sea una, cargarle el muerto a tu marido o adoptar el papel de analfabeta, no es sólo cosa de folclóricas con ganas de medrar. Tras casi cinco horas de interrogatorio, Cristina aprovechó el receso para zamparse un bocata de jamón y contemplar desde la barrera el puñado de curiosos apostados a las puertas del juzgado con pancartas antimonárquicas en lo alto y entre un despliegue de medidas de seguridad desmesurado, pelín dantesco y a costa del pueblo. Terminada la sesión, Cristina abandonaba el edificio con sonrisa petrificada y movimiento de muñeca. Con las mismas, regresaba poco después a Madrid para cenar en Zarzuela y darse un baño de atenciones bajo el manto palaciego. Un día largo e intenso que finiquita un capítulo más de una de las tramas más bochornosas que colaboraron al declive de la nación y a que la Monarquía terminase de caer al fango dejando de contar con la confianza y el apoyo de gran parte de los ciudadanos en sus filas. Haciendo una comparativa entre la actitud de la Infanta e Iñaki Urdangarin, es más que evidente la diferencia abismal entre uno y otro. Mientras el duque de Palma se comió la rampa escuchimizado y con ojillos de cordero degollado, su esposa ejerció de Infanta y cumplió su castigo con las mechas puestas y la manicura a la francesa. Mientras él desvinculó a su chica de todo ejercicio al margen de la ley, ella se fue de rositas y se desmarcó de todo lo que tuviese que ver con movimientos de la cuenta corriente común para gastos domésticos o clases de zumba. Se atrevió a matizar que zumba no, pero flamenco sí. La que nace Infanta, muere Infanta, por mucho que nos empeñemos. Resulte inocente o culpable, el sofocón ya se lo ha llevado. Sólo nos queda esperar y confiar en la justicia, ésa que dicen que es justa y ejemplarizante. Yo añadiría presuntamente.

11 comentarios:

  1. Hola Álvaro ya estaba esperando tu post sobre el asunto éste, tienes razón que ha sido la primera en todo, pero me temo que la cosa se va a quedar aquí.... que por otra parte ya es bastante!!!! no creo que desgraciadamente la justicia sea igual para todos y tampoco me creo que no supiera nada de donde llegaba el dinero que ella se daría cuenta que traía su marido, creo que tendremos que conformarnos con esto. Desde luego se han lucido las infantas con los maridines!!!!! ja ja ja


    Besos

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  2. Si muy bien dicho, yo tb añadiría presuntamente. Lo que esta claro que se llevo un sofocón pero no pasa nada, lo único que perdió todo el apoyo de la gente de a pie y que la monarquía atraviesa por muy malos momentos y tiene fecha de caducidad! Un besín.
    http://www.solaanteelespejo.blogspot.com.es/

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  3. ¡Qué buen enfoque le das a las noticias, Álvaro!
    Ser la primera en todo tiene sus riesgos. A veces la suerte de la fea (¿?) "la guapa" (?¿) la desea.
    ¡Feliz Semana! Beso
    Casilda Casi

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  4. Lo que yo me sigo preguntado es de que se reía, intuyo que te todos nosotros...

    Besos

    Raquel

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  5. eso, a ver si se hace justicia. Tienen un morro que se lo pisan! ;)

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  6. Ni en sueños irá a juicio la infanta, como mucho tendrá que devolver una pequeña parte, lo peor es para los pobres,los ricos que compren, besos,ana.
    Besos,ana.

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  7. ojala se haga justicia aunq lo dudo, esta nos toma por tontos d everdad, nadie se cree esta historia de que no sabe nada
    Un besazo
    EL ARMARIO DE UNA SHOPADDICT BY PATRIORO
    http://patrioro.blogspot.com.es/

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  8. Ainss...la justicia, ese personaje tan de moda en nuestro país y que yo creo que se ha dado unas vacaciones y ha dejado a "una suplente" que no da pie con bolo porque a la vista está con la que está cayendo y todos "se van de rositas". Me ha gustado la comparativa con la folclórica,ajjaja. Lo de que la justicia es igual para todos...ni ha sido ni será nunca ( como dicen en mi casa) Bss, Álvaro:)

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  9. ¡Qué buena crónica y qué cierta! Claramente y, aunque tenga cara de buena, la chica debe ser de armas tomar. Hay que tener estómago para echarle todo el muerto al marido y tú hacerte la tonta pero ¡hay quen no tiene escrúpulos!Besos.

    www.sobrevolandoloscuarenta.blogspot.com

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  10. Jajajajaja que buenoooooooooooooooooooooooooo. Insuperable tu crónica, la esperaba como agua de mayo!!! Eres único Álvaro
    Un beso

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  11. Como esperaba que hablaras de esto jaaaa...no me has decepcionado para nada!!!genial
    al contrario que nuestra querida infanta que le tenian que haber dado el goya por la actuacion...madre mia

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